martes, 16 de noviembre de 2010

Destaca estudio internacional esquema de Pago por Servicios Ambientales en México; entre millares de ejemplos globales


• Entre millares de casos sobre experiencias, medidas y esfuerzos a nivel mundial para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, México sobresale por su esquema de Pago por Servicios Ambientales en el reporte final del “Estudio sobre la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad” (TEEB), auspiciado por la Comisión Europea y la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

• TEEB ofrece justificaciones económicas para modificar nuestra manera de evaluar y gestionar los recursos naturales, y así corregir la mala orientación económica que ha dado lugar a decisiones perjudiciales para el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

Frente a los múltiples desafíos globales por la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, México es un ejemplo a nivel mundial por su esquema de Pago por Servicios Ambientales (PSA), el cual representa una alternativa y lección para otros países que desean mejorar la gestión de su capital natural.

En el marco de la Décima Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Biodiversidad Biológica, que se realiza esta semana en Nagoya, Japón, se presentó el reporte: “Incorporando la economía de la naturaleza: Una Síntesis del Enfoque, Conclusiones y Recomendaciones de TEEB”, el cual es un informe final del “Estudio sobre la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad” (TEEB), un proyecto que examinó durante tres años los beneficios que el mundo obtiene gratuitamente de la naturaleza.

En el mencionado informe final, se destaca el ejemplo de México por su esquema de Pago Por Servicios Ambientales, que desde su implementación hace siete años, ha hecho partícipes a los dueños de bosques (pequeños propietarios, comunidades y ejidos), lo que ha permitido reducir a la mitad la tasa anual de deforestación, proteger las cuencas hidrográficas y los bosques de nubes, así como evitar la emisión de 3.2 millones de toneladas de dióxido de carbono.

El TEEB es un estudio impulsado y financiado principalmente por la Comisión Europea y auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); ha reunido las mejores pruebas económicas disponibles que demuestran que los costes generados por la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad son demasiado elevados para nuestras sociedades.
En el documento, elaborado durante tres años, se sintetizaron millares de estudios y se examinaron métodos de valoración, instrumentos políticos y ejemplos de medidas emprendidas en todo el mundo, con el fin de reunir experiencias ejemplares en los campos de la ciencia, la economía y la política, y poner en marcha acciones prácticas hacia el desarrollo sustentable y conservación de la biodiversidad.

Dado que más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, las ciudades deben desempeñar un papel esencial en el reconocimiento del capital natural necesario para mantener y mejorar el bienestar de sus habitantes, por lo que los planteamientos del TEEB pueden ser de suma importancia. Los informes TEEB también pretenden poner de manifiesto la invisibilidad de los valores de la biodiversidad, que muy a menudo ha contribuido a destruir el capital natural que constituye la base de nuestras economías.

Todos los informes TEEB se localizan en http://www.teebweb.org/

Diez consejos fundamentales para preservar la biodiversidadEl estudio TEEB presenta, a modo de conclusión, las diez recomendaciones siguientes:
1. Es esencial que la evaluación de la biodiversidad dé lugar a una amplia divulgación y responsabilización en materia de impactos sobre la naturaleza.
2. Deben mejorarse las cuentas nacionales para incluir el valor de los cambios observados en los recursos naturales y en los flujos de servicios ecosistémicos.
3. Es absolutamente prioritario elaborar inventarios físicos coherentes de las reservas forestales y los servicios ecosistémicos.
4. Las cuentas de las empresas deben poner de manifiesto factores externos como los daños ambientales.
5. La ausencia de pérdida neta de biodiversidad o el impacto positivo neto deben considerarse prácticas empresariales normales.
6. Los principios de «quien contamina paga» y de «recuperación de todos los costes» son orientaciones convincentes para realinear las estructuras de incentivos y la reforma fiscal. En algunos contextos, puede invocarse el principio del «beneficiario paga» para apoyar nuevos incentivos positivos.
7. Los Gobiernos deben tener como objetivo facilitar toda la información disponible sobre las subvenciones concedidas a fin de evitar incentivos con efectos perversos.
8. Conviene seguir estableciendo zonas protegidas gestionadas de manera más global, eficaz y equitativa en todo el mundo; la valoración de los ecosistemas puede ayudar en este sentido.
9. Debe aplicarse lo antes posible el sistema de conservación de los bosques en el marco del mecanismo «REDD plus».
10. La dependencia de los pobres del planeta respecto a los servicios ecosistémicos requiere un mayor reconocimiento en las iniciativas de desarrollo y en las políticas que afectan al medio ambiente.

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